2010/12/31

Un Calvino latinoamericano para el siglo XXI. Notas personales (2010)



México, El Faro-CUPSA-Centro Basilea-Federación de Iglesias Protestantes Suizas, 2010


La relectura de la vida, obra y legado de Calvino no debe ser una labor únicamente para historiadores y expertos, aunque el esfuerzo de leer, releer y actualizar su influencia en estos tiempos no es una empresa pequeña. Con todo, es posible afirmar que, a medio milenio de su nacimiento, Calvino contribuyó efectivamente a transformar el rostro del mundo que conoció. De ahí los rasgos de grandeza que ahora se destacan, pero que no deben obnubilarnos ni desviarnos del verdadero objetivo, pues como bien escribió el teólogo reformado Karl Barth, si se sigue a Calvino, se hace porque él, a su vez, trató de seguir fielmente a Cristo. Si algo ha sobrevivido de la visión reformadora de Calvino y su dedicación a la transformación de la sociedad en la que vivió, se debe precisamente a que, desde lo que entonces se percibió como una herejía, luchó denodadamente por reivindicar el Evangelio de Jesucristo, incluso a contracorriente de sus propios errores.

***

Esta colección de escritos sobre Juan Calvino es resultado, en parte, de la inquietud y búsqueda personal de su autor, profesor y teólogo, preocupado por recuperar, de forma crítica, el significado actual del pensamiento del reformador francés. A partir del análisis de diversos y notables intelectuales que se han ocupado de la obra del reformador en los últimos 500 años, nos prepara para la indispensable tarea de contextualizar a Calvino en el siglo xxi, sin descuidar el esfuerzo por comprender su contribución para la misión y el Reino de Dios en América Latina y el Tercer Mundo.
Rev. Prof. Eduardo Galasso Faria
Facultad de Teología de São Paulo, Iglesia Presbiteriana Independiente de Brasil


Juan Calvino es todavía un gran desconocido en el mundo de lengua española y, sin embargo, es uno de los teólogos más influyentes de todos los tiempos y a su reforma en la Ginebra del siglo xvi se debe la expansión posterior del calvinismo por todo el mundo. En el calvinismo, según algunos, se originaría el capitalismo, el Estado de Derecho y muchas de las directrices de la política actual de Estados Unidos. El autor de este libro ofrece, por primera vez, al público hispanoamericano una introducción amena, directa y bien informada a buena parte de las cuestiones hoy en discusión sobre la reforma calvinista, prestando particular atención a su impacto más reciente sobre América Latina. Un panorama actual que contribuirá a enriquecer y actualizar nuestros conocimientos sobre la Reforma.
Dra. Marta García-Alonso
Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), España


El presente libro es un ejemplo más de la calidad que hemos aprendido a esperar de los trabajos de Leopoldo Cervantes-Ortiz. El autor no se limita a los estudios históricos acerca de Calvino y su ambiente, sino que, al tiempo que nos ofrece un buen número de excelentes trabajos sobre ese tema, nos muestra también la pertinencia de Calvino para nuestra América, tanto en el pasado como en el presente y en el futuro a que nos enfrentamos. Tenemos aquí un trabajo de lectura obligatoria para todo latinoamericano que se interese en la teología reformada, y en su pertinencia para nuestro día.
Dr. Justo L. González
Profesor de teología, escritor e historiador





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Referencias:


Ariel Corpus Flores

Calvino vivo: A propósito de Un Calvino latinoamericano para el siglo XXI

Lupa Protestante, 10 de agosto de 2010



El año pasado en todo el mundo las iglesias de tradición reformada conmemoraron los 500 años del natalicio del reformador franco-ginebrino, Juan Calvino. Sin duda, estos festejos se visualizaron en los cultos que los creyentes tuvieron a bien realizar en diversos países. En México las iglesias reformadas, llamadas presbiterianas, también se unieron a estas fiestas de diversas maneras. A raíz de tal conmemoración la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, tuvo a bien incluir en varios números de El Faro, su órgano oficial, algún escrito relacionado con el legado del reformador, así como noticias y actividades al respecto. Sin embargo, hay que advertir que la reflexión sobre Calvino no es reciente, ya que a pesar de la coyuntura ha existido el interés de algunos intelectuales calvinistas por traer a colación el legado histórico que representan, desde una visión adecuada al contexto latinoamericano. Tal es la virtud del texto que presenta Leopoldo Cervantes-Ortiz (México, El Faro-CUPSA-Centro Basilea-Federación de Iglesias Protestantes Suizas, 2010).
La figura de un Calvino latinoamericano irremediablemente inquieta a un lector cuyo tema de interés es el protestantismo, pues en México no se puede entender la presencia protestante si se omite el legado calvinista. Sin embargo, como bien señala el autor, hay muchas formas de acercamiento a Calvino, “…el de Spurgeon, el de Kuyper, el de Barth, el de Moltmann, el de Lukas Vischer, o incluso el de Gerardo Nyenhuis”. Esta diversidad no es reciente, pues obedece a posiciones teológicas divergentes entre sí, ya que los procesos que han vivido las iglesias de tradición reformada han dado a luz una multiplicidad de presbiterianismos fundamentalistas y conservadores. Creo que esto sucede por tratarse de un personaje sumamente polémico y que ha sido tachado de muy diversas maneras desde diferentes trincheras: como el padre del capitalismo, como un autoritario o incluso como un intolerante.
El Calvino de Cervantes-Ortiz es más sutil e incluso más humano, pues la excelente pluma del autor y el legado de reflexión del cual proviene, pone en la mesa de discusión un Calvino muy personal. Esto no es ajeno. Como bien lo dice el autor, el presbiterianismo mexicano ha olvidado y pasado por alto la reflexión crítica sobre su propio padre espiritual, pues incluso se ha dejado llevar por intermediarios del protestantismo anglosajón, “muchos de ellos dominados por los demonios del etnocentrismo y del fundamentalismo”. El Calvino de Cervantes-Ortiz no se ahoga en las olas de la inmutabilidad dogmática, dialoga con el mundo contemporáneo y, desde luego, con una América Latina con sus vaivenes, pues el conocimiento del reformador no se contrae tan sólo a sus escritos, sino que es fruto de un constante proceso de reflexión sobre tal personaje gracias a las lecturas de calvinólogos notables de otras partes del orbe, pero también por la misma búsqueda de raíces de la fe reformada en una historia de la iglesia que existe, como diría Karl Barth, no en el cielo sino en la tierra y en el tiempo.
En el presbiterianismo mexicano esta búsqueda se remonta al Primer Congreso de Teología Reformada en 1975, cuyo tema central emana de una de las posiciones más metódicas de Calvino: una mentalidad teológica. Y es que la tradición calvinista se distancia del pietismo al apostar por un conocimiento intelectual de Dios. Pero este calvinismo parece ausente en el presbiterianismo mexicano pues, parafraseando a John A. Mackay, a México llegó un usurpador: mientras el real fue encarcelado en las universidades ginebrinas, otro tomó su nombre y se embarcó rumbo a América para, posteriormente, llegar a México. Afortunadamente Calvino no sólo ha sido liberado por Cervantes-Ortiz, también fue desempolvado y enfrentado con una iglesia que al parecer ha traicionado su propio principio protestante, del que tanto nos ha insistido Tillich: protestar contra toda forma de absolutismo.
Las notas personales que desglosa el autor caben dentro de un itinerario pastoral del cual ha sido parte, de posiciones antagónicas con una institución religiosa, de clases como profesor de teología, de conferencias y seminarios, de presentaciones de libros y artículos en diarios electrónicos. Estas notas personales también se pueden interpretar como la biografía de un calvinista que busca entender su herencia desde un tiempo, un lugar y una historia. Para las nuevas generaciones de calvinistas el texto es una invitación a conocer un legado del cual somos parte, un legado que nos obliga no sólo a leer –o releer– a Calvino y a los calvinólogos, también a realizar una exégesis y una hermenéutica de nuestra fe con una mentalidad teológica reformada.
En un contexto convulsionado por la pobreza, la violencia, la miseria, la migración, el desempleo, etcétera, traer a colación a Calvino es necesario para comprender las maneras en que Dios se desenvuelve en el mundo y en su creación. Como diría Rubem Alves, hablar de Dios es hablar sobre los problemas del ser humano, ya que como fiel calvinista, Alves, transpira la doctrina de la imago Dei. Traer a colación a Calvino es volver a plantear la soberanía de Dios, en la cual nada sale de su mano, punto central en la teología calvinista. Nadie mejor que Calvino ha difamado y a su vez dignificado al ser humano, pues a pesar de que en el hombre se descubren una infinidad de oprobios, Dios, en su infinita gracia, nos pone como administradores de este su mundo, en el teatro de su gloria. Así, mediante una invitación de fe y compromiso cristiano, Cervantes-Ortiz nos comparte un Calvino que nos invita a elevar juntos esta plegaria: Cor meum tibi offero Domine, prompte et sincere.

2010/12/30

Cuarto de cachivaches (2009). Traducción



México, Ediciones Dabar, 2009.

Rubem Alves abre al público en este libro la intimidad de su pensamiento, la instantaneidad de su mirar, el desasosiego de sus impresiones. Nos muestra sus gavetas abiertas y el cuarto donde escribe, sin temor a exponer sus cachivaches, sus pensamientos intrascendentes, ésos que pueblan el día a día, que nos asaltan antes de dormir. 

El resultado es un texto que preserva la vivacidad del pensamiento y abarca casi en su totalidad las cuestiones que inquietan a la mayoría de las personas: el divorcio, el futbol, la religión, la familia, la política, la economía, el matrimonio, la vejez, la infancia abandonada, el terrorismo, la educación, la ecología, la eternidad, la democracia, la prensa y los medios electrónicos, la poesía, lo políticamente correcto, el sexo, la soledad...

2010/12/29

Juan Calvino: su vida y obra a 500 años de su nacimiento (2009)



Terrassa (España), CLIE, 2009.

Me parece una excelente antología para dar a conocer al reformador francés entre nosotros. Hay muy pocos trabajos serios que nos aproximen al genuino Calvino. Una obra como ésta permitirá que Juan Calvino no sea visto sólo desde la “ética protestante” de Max Weber. Además, la Institución de la Religión Cristiana reconoce que la Iglesia no sólo es carisma sino también institución. Su eclesiología lo aproxima al catolicismo, para el cual, la Iglesia es carisma e institución.


Editorial CLIE permitirá que esta antología se difunda por todo el mundo hispánico. Hay que acercar a los protestantes latinoamericanos a las fuentes de esta forma de ser cristiano para que salgan de un protestantismo que descuida el estudio serio de la doctrina cristiana.



Gonzalo Balderas Vega

Universidad Iberoamericana

El salmo fugitivo. Antología de poesía religiosa latinoamericana (2009)



Prólogo de Carlos Monsiváis

Palabras preliminares de Luis Rivera-Pagán

Terrassa (España), CLIE, 2009

“A la sombra del salmo ha estado viviendo el hombre muchos siglos…” escribe León Felipe, en sus versos de honor al salmo fugitivo, al salmo que huye de la prisión en la que pretenden enclaustrarlo sanedrines, sínodos y consistorios, al salmo que peregrina hacia su matriz original: la poesía. Esta antología de poesía religiosa, magistralmente compilada por Leopoldo Cervantes-Ortiz, con un título, El salmo fugitivo, que tanto evoca a ese gran poeta del exilio español en América, es un reflejo de la crucial importancia que la religiosidad, como salmo de fe, esperanza, duda, rebelión y clamor angustiado, reviste en la poesía latinoamericana contemporánea.

Desde su primera edición (2004), esta antología ocupa un lugar privilegiado por diversas razones: 1) Provee pistas únicas para seguirle los pasos a los encuentros amorosos, con frecuencia clandestinos, de la poesía y la religiosidad por lo senderos de nuestros países latinoamericanos. 2) Es una obra de impresionante y poco común talante ecuménico, libre de las restricciones confesionales que con tanta ansiedad defienden las instituciones eclesiásticas. 3) Abarca la amplitud de nuestro continente, desde el Río Grande, en el norte, hasta la Tierra del Fuego, en el sur. 4) Nos permite percibir la rica variedad de enfoques, perspectivas y estilos líricos con que la poesía latinoamericana enfrenta la religiosidad y su intrincada red de espiritualidad, símbolos, creencias y ritos. Esas virtudes se acrecientan en esta nueva edición, aún más amplia y abarcadora, de mayor caudal ecuménico y poético.

Este es un texto indispensable para quienes, como este agradecido lector, no cesamos de admirar la creatividad poética de nuestros pueblos, ni sabemos poner fin a nuestro apasionamiento por los enigmas perennes de la existencia humana, la fuente perenne del sentimiento religioso. En un lugar clave de su obra maestra, Los pasos perdidos, Alejo Carpentier vislumbra como en los orígenes de la historicidad humana, al captarse angustiosamente la fragilidad de todo lo que confiere sentido y valor a nuestra existencia, surgen simultáneamente, como clamor de queja, protesta y esperanza, la poesía, el himno y el salmo. Leopoldo Cervantes-Ortiz recorre, como nadie en nuestras letras continentales, los pasos perdidos de ese clamor. Quedamos todos en deuda con este excepcional intelectual, literato y teólogo mexicano, quien en su propio espíritu creador sabe que, para citar nuevamente a León Felipe, "el poema es un grito en la sombra, como el salmo...”

Luis Rivera-Pagán
Seminario Teológico de Princeton (EU)/ Universidad de Puerto Rico


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En el nombre del Padre que fizo toda cosa

Carlos Monsiváis


El Faro, México, noviembre-diciembre de 2009




La nueva versión, naturalmente ampliada, de El salmo fugitivo. Antología de poesía religiosa latinoamericana, selección y comentarios de Leopoldo Cervantes-Ortiz (España, Clie, 2009), proporciona un paisaje muy amplio de los vínculos entre la escritura y la sensación de lo trascendente. Llama la atención el número de poemas donde escritores más bien agnósticos dialogan con Dios, en este caso no el ser todo poderoso que preside la Santísima Trinidad, sino la expresión de lo sublime, de aquello cuya razón de ser es eliminar el encierro de los individuos. No es el Dios de la religión organizada, sino el representante de las fuerzas desconocidas, lo ignoto que está allí para que sepamos que la soledad es imposible. A él se dirige el guatemalteco Luis Cardoza y Aragón:

De perdón tejido y fatalidad

por el ángel tristísimo del sueño,

siento la luz de un día, allá, del otro lado,

su precisa pureza, su insatisfecha furia.


Heme aquí conteniendo con mis párpados

que no quieren cerrarse, ¡oh, Dios Ignoto!

ni bajo el peso de tu propio olvido,

la infinita invasión de la tierra.

Al conjunto de creencias, sensaciones, intuiciones profundas que no tienen sino el nombre de Dios para identificarse, pero que constituyen el objeto del diálogo que el escritor o cualquier persona quiere entablar, se dirige el mexicano José Gorostiza en su gran poema Muerte sin fin:

¡Mas que vaso —también—, más providente!

Tal vez esta oquedad que nos estrecha

en islas de monólogos sin eco,

aunque se llama Dios,

no sea sino un vaso

que nos amolda el alma perdidiza,

pero que acaso el alma sólo advierte

en una transparencia acumulada

que tiñe la noción de Él, de azul.

¿Qué hay del Dios de la teología cristiana? En varios poetas queda el residuo de las creencias infantiles, la certidumbre de estar acompañado en el viaje de la insignificancia por el cosmos. No se necesita creer del modo tradicional para hablar con la creencia, no es requisito indispensable la fe específica para tener fe, “la demostración de las cosas que no se ven”. Dios, desde hace dos siglos, es la palabra que cubre los misterios y las iluminaciones, las blasfemias y las postraciones de hinojos, lo entrañable y lo inmisericorde. El vocablo Dios desde su origen, y en los diferentes idiomas, es lo innombrable que se deja definir de incontables maneras, es lo que nos precede, nos acontece y nos sucede, está allí desde el principio y desde el fin (en este orden de cosas, una variante del principio), es el fundamento de la religión y es el principio fundador de la irreligiosidad con vetas místicas. Una descripción adecuada la proporciona Jaime Sabines:

Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio.

A Él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos.
Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. […]

Y por eso inventó la muerte: para que la vida —no tú ni yo— la vida siempre. […]

Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy. A mí me gusta, a mi me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios.

Sabines no se encarniza con la potencia suprema, su Dios es el de un deísta con sentido del humor, el de un carente de convicciones específicas que las une gracias a la decisión de ser religioso sin empezar a creer deliberadamente. Un caso opuesto es el de César Vallejo, que dejó de creer pero no abandonó en el olvido al eje de su creencia antigua. Así, en “Los dados eternos”:

Dios mío estoy llorando el ser que vivo;

me pesa haber tomádote tu pan;

pero este pobre barro pensativo

no es costra fermentada en tu costado:

tú no tienes Marías que se van!

Dios mío, si tú hubieras sido hombre,

hoy supieras ser Dios;

pero tú, que estuviste siempre bien,

no sientes nada de tu creación.

Y el hombre sí te sufre: el Dios es él!

Esta poesía de ateos o agnósticos o simplemente deístas es, en un sentido estricto, poesía religiosa, porque el punto de partida y la certeza del escritor de sentirse acompañado en un diálogo en donde a Dios no le corresponde el monólogo de las decisiones y los anuncios desde lo alto del Sinaí que desbaratan a los seres humanos. Dios queda en la condición de amigo, al punto que el cine norteamericano la ha emprendido con él volviéndolo un personaje que hace las veces de Dios porque, además, es Dios. Pero esto no despoja a los textos de su filo religioso. Éste sería el mensaje: Dios está en todo, incluso en este poema.

La poesía teológica o mística está muy bien representada en la antología de Leopoldo Cervantes-Ortiz. Se incluyen los poetas inevitables como Ernesto Cardenal con sus variaciones de los salmos, los sonetos de Concha Urquiza, los textos de Gonzalo Báez-Camargo, los sonetos de Carlos Pellicer, en verdad excepcionales porque funden, como es debido en los poetas, la estética y la doctrina, Dios es verdad porque es belleza:

Haz que tenga piedad de Ti, Dios mío.

Huérfano de mi amor, callas y esperas.

En cuántas y andrajosas primaveras

me viste arder buscando un atavío.

Vuelve donde a las rosas el rocío

conduce al festival de sus vidrieras.

Llaga que en tu costado reverberas,

No tiene en mí ni un leve calosfrío.

Del bosque entero harás carpintería

que yo estaré impasible a tus labores

encerrado en mi cruenta alfarería.

El grano busca en otro sembradío.

Yo no tengo qué darte, ni unas flores.

Haz que tenga piedad de Ti, Dios mío.

Si se lee con cuidado, la única forma de leer por otra parte, se verá que Pellicer se iguala con Dios, lo compadece para que Dios, en el intercambio obligado lo compadezca a su vez por humilde, por pobre irremediable, y a partir de esa igualación se ratifique el encuentro. La antología de Leopoldo Cervantes-Ortiz es un trabajo magnífico que merece ser leído por todos aquellos que valoran el sitio central de la religión en nuestras vidas.



Referencias:

José Ramón Alcántara

Armando González Torres

Javier Sicilia y Patricia Gutiérrez-Otero, "El salmo fugitivo: antología de poesía religiosa latinoamericana", en Siempre!, 29 de noviembre de 2009.


Ecuador en antología poética religiosa
Alejandro Querejeta

La Hora, Quito, 9 de noviembre de 2009

El salmo fugitivo, una antología de poesía religiosa latinoamericana, es el título que acaba de salir a la luz por la editorial española Clie, con la edición de Leopoldo Cervantes- Ortiz, escritor, profesor universitario de teología reformada y poeta mexicano.

Ecuador está representado en la selecta nómina de 127 poetas por Jorge Carrera Andrade, cuya recopilación aparecida en 1945 con el título de ‘Registro del mundo’ está considerada como una de las más bellas muestras de la lírica hispanoamericana.

El acontecimiento editorial ha tomado por sorpresa a algunos autores como Alejandro Querejeta Barceló, cubano radicado en Ecuador desde 1993, quien figura en la antología al lado de compatriotas suyos como José Lezama Lima, Emilio Ballagas, Cintio Vitier, Fina García Marruz, Eliseo Diego y Nicolás Guillén.

Querejeta, escritor, poeta y periodista, finalista del Premio Casa de las Américas por su novela Los términos de la tierra (1985), ha escrito varios poemarios entre los que figuran como últimos títulos: Álbum para Cuba (1996), publicado en Ecuador, y Círculo de dos (2006), en Holguín, Cuba.

En Ecuador ha desarrollado una notable labor editorial, entre la que precisamente se encuentra una edición de la poesía completa (Obra poética, Quito, 2000) de Jorge Carrera Andrade.


El libro

Según Cervantes-Ortiz, el criterio básico para conformar esta obra “fue la calidad poética, por encima de todo”. También tuvo en cuenta la representatividad, “pues la antología incluye autores de la mayor parte de los países latinoamericanos, razón por la cual el volumen es de gran tamaño”. En la antología, con prólogo de Carlos Monsiváis, figuran Rubén Darío, los Premios Nobel Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Octavio Paz, así como los Premios Cervantes Jorge Luis Borges, Dulce María Loynaz y Juan Gelman. El volumen debe su título a un poema de León Felipe, autor español que se exilió en los años 30 del siglo XX en México, donde falleció en 1968. Cervantes-Ortiz aclaró que Felipe está incluido porque la mayor parte de su trabajo literario lo realizó precisamente en México.

La selección también recoge poemas de figuras de primera línea como Amado Nervo, César Vallejo, Juana de Ibarbourou, Roque Dalton, Mario Benedetti, Ernesto Cardenal, Vinicius de Moraes y Alejandra Pizarnik, entre otros.


EL DATO‘

El salmo fugitivo fue presentado el 7 de noviembre en México, D.F.

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En El Otro Canuto
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Hoy les traigo una reseña, se trata de El salmo fugitivo. Antología de poesía religiosa latinoamericana, compilación editada por el mexicano Leopoldo Cervantes-Ortiz, publicado por Clie.

615 páginas de poesía de más de 120 autores de diversas nacionalidades latinoamericanas, prologado por el mismísimo Carlos Monsiváis.

Este libro de poesía no es un libro confesional, a pesar de haber sido hecho por un presbiteriano, sino un libro latinoamericano y religioso, es decir, reúne una selección muy cuidadosa de poemas de autores que pueden ser ateos, agnósticos, de fe desconocida, católicos, libre pensadores o protestantes. No alcanza para libro ecuménico, es un libro sobre religión y poesía latinoamericana.

Así es, aquí el editor muestra un conocimiento bastante amplio sobre la materia, reuniendo poemas no sólo de religiosos dedicados a la poesía como podrían ser Cardenal, Julia Esquivel, Soublette o Mortimer Arias, sino de los mejores autores latinoamericanos desde Neruda hasta Vallejo, desde Octavio Paz hasta Gabriela Mistral, desde Roque Dalton hasta Juana de Ibarbourou.

La diversidad de autores y autoras presentados y su visión de lo divino, a veces crítica, a veces irónica, otras devocional y profundamente mística muestra que el tema de Dios y el cristianismo tiene una presencia muy fuerte en los autores de poesía latinoamericana sea cual sea su religión o fe. Esto lo hace un excelente libro de arte, pero también un libro donde se ven teologías en disputa, críticas y pasiones, que lo hacen muy filosófico, muy apasionante sobre lo que Dios significa para las y los poetas latinoamericanos.

Yo sé muy poco sobre poesía, pero de lo poco que ubico autores, principalmente chilenos, puedo percatarme del amplio conocimiento del editor, siendo éste, Cervantes-Ortiz, a mi juicio, uno de los intelectuales evangélicos activos más importantes que hay y de los más prolíficos, de forma tal que se se ve en su edición la pasión que ha dado tanto a la literatura como a Dios mismo.

También se agradece mucho que el editor de este libro sea protestante porque se da el trabajo de incluir aquí el trabajo más que invisible y más que marginal de la poesía protestante latinoamericana, demasiado invisible y desconocida como para que otro autor no canuto le hubiese dado algún espacio, en el que incluyó a autores de himnos protestantes como Pagura y Vicente Mendoza.

Se los recomiendo mucho, me demoré bastante en terminarlo. Los libros de poesía no tienen tantas letras como la literatura, pero así tengan pocas palabras, cada verso hay que procesarlo y saber ponerle atención para ser nutrido o golpeado, mareado o edificado por su mensaje.

Saborear el infinito. Antología de textos, de Rubem Alves (2008)




Selección y revisión de L. Cervantes-Ortiz
Prólogo de Julio de Santa Ana

México, Dabar-Centro Basilea de Investigación y Apoyo, 2008.

Como homenaje por sus 75 años, este libro es un panorama de la obra teológica y literaria de Rubem Alves. Aun cuando la mayoría de los textos recogidos aquí se refieren a la religión, la vastedad de miras del autor y las múltiples posibilidades de lectura hacen de ellos una ventana plural hacia los horizontes que integra en su mirada única. De la teología a la poesía, de la religión a la belleza, del ensayo a la crónica... Ése es, en resumen, el periplo de Alves, que merece ser conocido por las nuevas generaciones de lectores.
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Prólogo
Julio de Santa Ana
A principios del siglo XX, bajo la influencia de Max Weber, se llegó a pensar que el vigor de la vida religiosa se perdía en nuestras sociedades. Sin embargo, en la segunda mitad del mismo siglo quedó claro que los fenómenos religiosos volvían a expresar una intensidad que ha sorprendido a los científicos sociales. En el día de hoy ya no cabe afirmar que el proceso de secularización, tal como se manifestó en Occidente (y que todavía persiste en algunos países de Europa), será el destino fatal de las religiones. Son numerosos quienes afirman que las diversas creencias religiosas influyen en la vida pública, y son cada vez menos los que insisten en señalar lo contrario.

El dinamismo religioso de los últimos años ha dado fuerza a las reflexiones teológicas (porque es pertinente reconocer que no hay sólo una teología, sino muchas. Por ejemplo, entre las tendencias que se observan en el cristianismo, esta diversidad es manifiesta. Y también lo es en el Islam, el hinduismo, el budismo, el animismo), que han alentado movimientos históricos de importancia.
En el caso del cristianismo se pueden mencionar a la teología negra (Black theology) entre los afro-americanos de América del Norte, de la teología latinoamericana de la liberación, de las teologías feministas, de las que se articulan teniendo en cuenta las preocupaciones relativas al medio ambiente (eco-teologías), de las que corresponden a situaciones de pueblos indígenas. Con frecuencia, se combinan. Las orientaciones teológicas progresistas coexisten con las conservadoras y reaccionarias (las fundamentalistas, integristas y otras, que por lo general nutren ideologías retrógradas).
La historia de los últimos cincuenta años de Latinoamérica está marcada por la gravitación de una reflexión teológica que ha tenido lugar en el contexto de prácticas históricas que buscan la liberación. A pesar de que hay quienes están dispuestos a firmar el certificado de defunción de esta manera de comprender las expresiones de la fe, los hechos demuestran el dinamismo de esta línea de pensamiento. Basta tener en cuenta los resultados de procesos electorales que han tenido lugar recientemente en Bolivia, Ecuador y Paraguay.
Entre aquellos que son los "padres" de esta forma de articular la fe, Rubem Alves tiene un lugar primordial. Este libro recoge una selección de sus escritos teológicos. Revelan a un pensador que, en el marco de una comunidad que busca plasmar su liberación en la historia, afirma que esa flor rara -la libertad- tiene su ser en Dios mismo. Sus palabras resuenan haciendo eco a las de la propia Palabra de Dios: "El Señor es Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad". Libertad a la que hemos sido llamados y a la que no debemos renunciar de ninguna manera.
Rubem Alves ocupa un lugar eminente entre los que guían a las generaciones que intentan ser fieles a la vocación que es propia de su fe, recordándonos que la teología de la liberación corresponde a los oprimidos y oprimidas y a los que desean ser solidarios y solidarias con ellos y ellas. Es una teología que se hace luchando contra la opresión.
Como todo pensar teológico vivo, reconoce el marco en el que se articula. Es contextual. Para Alves, las situaciones que dieron expresión a las cogitaciones teológicas de quienes gimen por la liberación nacen de lo profundo del cuerpo. Porque quien es oprimido siente que no le permiten ser. El oprimido es consciente, de manera clara o difusa, que se le impone una identidad que no desea, que es fruto de una voluntad extraña. Eso nutre en la criatura oprimida el deseo de ser.
El "coraje de ser", que según Tillich da testimonio de la fe, late en aquellos/as que son sometidos/as a la dominación que enajena. Por eso, para Rubem Alves, la teología es una lucha consigo mismo, con quienes buscan imponer su voluntad de dominio, para encontrar el camino que permita llegar a la fuente del ser de cada uno. Es Dios; origen de nuestra nostalgia de ser, nuestra hambre y sed de liberación.
Porque tiene este sesgo existencial, su teología de la liberación busca la resurrección del cuerpo. Por eso, también, es cuestión de palabras, de lenguaje. Sin embargo, para Rubem Alves, no se trata de un habla cualquiera. No es lo que Heidegger llamó "charlatanería", modo de discurrir que no tiene ni hace sentido. Se trata de un hablar, de un decir, que busca la creación, la belleza. Por consiguiente, no es aquella repetición de fórmulas que ofrecen seguridad. Es el lenguaje de poetas, que juegan con los vocablos libremente. La suya es "teología como juego".
La seriedad que buscan los que quieren producir algo, que lleva a la repetición, no es propia de Rubem Alves. "El juego es una actividad no productiva. No tiene por objeto producir algo". Juego es actividad que produce placer. Por eso el ensueño, que da placer, es una vía teológica. Ensueño que expresa nuestro deseo. Se trata del deseo de libertad, de belleza, de ser, de Dios. Ensueño que, a veces, llegan a plasmar poetas o músicos. En raras oportunidades, algunos teólogos (San Agustín, Lutero, Bonhoeffer, Tillich, Albert Schweitzer). Quizás esta dificultad para el ensueño haya sido motivo para que, allá por 1987, haya llegado a decir: "Renuncio a la teología. No tengo ninguna verdad que compartir, pero deposito mi cuerpo en la poesía. Es lo único que puedo ofrecer".
Sin embargo, este poeta empedernido, que también dialoga con Bach, Vivaldi, Scarlatti, Mozart, confiesa su fe protestante. Fe que expresa la densidad de su ser, su individualidad peculiar, su valor para afirmar, con Lutero, que el áncora de su ser es su conciencia, junto con la Palabra de Dios. Por eso, Rubem Alves es y será teólogo.
Invito a quienes se sientan movidos por el ensueño, por el deseo, por la búsqueda de la liberación, por el Espíritu, o sea por Dios mismo, a vislumbrar algunos destellos en los escritos que siguen.
* Rubem Alves, brasileño, teólogo, filósofo, educador, nació en 1933 en Boa Esperança, Minas Gerais, Brasil.

* Teólogo, analista, Doctor en Ciencias de la Religión, nació en 1934, en el Cerro, Montevideo, Uruguay

La mirada heterodoxa. Política y religión en México: tres décadas de seguimiento y análisis (2022)

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