Prólogo de Jean-Pierre Bastian
México, CUPSA-Ayuntamiento de Villa de Cos-Cenpromex, 2015
Amador no fundó una secta sino más bien una sociedad de ideas, vale decir una sociedad religiosa democrática y liberal de tipo presbiteriano, o sea, una sociabilidad religiosa de tipo moderno. Por lo tanto, el presbiterianismo y las otras expresiones del protestantismo aparecidas en México en las décadas de los años 1860 y 1870 son un liberalismo religioso y una religión cívica. Lo novedoso de esta obra consiste en ofrecer al lector el acceso a documentos y sacar a la luz pública el estrecho lazo entre los escritos anticlericales previos de Amador, los escritos ligados a su lucha política contra el poder económico y político de los hacendados conservadores, y la Confesión de fe, verdadero hallazgo en términos de historia religiosa por el carácter temprano y fundador del espíritu del protestantismo democrático.
Jean-Pierre Bastian
Juan Amador y el
protestantismo endógeno mexicano
Carlos Martínez
García
La Jornada, 27 de abril de 2016
www.jornada.unam.mx/2016/04/27/opinion/020a2pol
La Jornada, 27 de abril de 2016
www.jornada.unam.mx/2016/04/27/opinion/020a2pol
El
protestantismo enraizó en México porque hubo procesos internos que facilitaron
su presencia y actores locales que se identificaron con la nueva propuesta
religiosa. Desconocer esto ha llevado a explicar el origen y crecimiento
protestante entre nosotros como resultado de las tareas misioneras de
anglosajones avecindados en el país.
Abraham
Téllez Aguilar, en la tesis presentada en 1989 para obtener la licenciatura en
historia en la Facultad de Filosofía y Letras (FFL) de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), Proceso de
introducción del protestantismo hasta 1884, aportó un buen cúmulo de datos
que respaldaron su interpretación de que el activismo de nacionales fue la
vertiente principal para el asentamiento de la propuesta protestante en la nación
mexicana. El punto medular de su trabajo, apunta Téllez Aguilar, es la
actividad de los pioneros, tanto extranjeros como mexicanos, antes de la
llegada de las misiones, porque consideramos que son ellos, sobre todo los
mexicanos, quienes introducen y alientan el protestantismo en México (p. 2).
Diez
años después de la investigación de Abraham Téllez, otra tesis –presentada
igualmente en la FFL de la UNAM para obtener el grado de maestro en estudios
latinoamericanos por Daniel Kirk Crane, La
formación de una Iglesia nacional mexicana, 1859-1872– se ocupó de seguir
la pista a los padres constitucionalistas. Estos fueron sacerdotes
católico-romanos que apoyaron la Constitución liberal de 1857 y se organizaron
para crear un movimiento religioso alternativo al catolicismo conservador.
Algunos de ellos serían personajes clave para el surgimiento de células
protestantes entre 1864 y 1867. Este fue el caso de Manuel Aguilar Bermúdez.
El
reciente volumen de Leopoldo Cervantes-Ortiz (Juan Amador, pionero del protestantismo mexicano. CUPSA-Ayuntamiento
de Villa de Cos-Cenpromex, 2015) se centra en estudiar a un liberal radical
converso al protestantismo en Zacatecas. Amador (1817-1876) estuvo involucrado
en lides libertarias como el apoyo decidido a la Constitución de 1857, combatió
a los conservadores, se opuso férreamente a la invasión francesa y al imperio
de Maximiliano, obtuvo el grado de coronel y fue presidente municipal de Villa
de Cos entre 1861 y 1868.
Para
Juan Amador, lo demuestra muy bien el autor de la obra, era imprescindible
quebrar el dominio político, económico y cultural de la Iglesia católica
romana. Por ello se identificó decididamente con la Constitución liberal de
1857, lo que se comprueba en el discurso que dirigió al pueblo de Villa de Cos en
la solemnidad del juramento de la Constitución el mismo año que fue promulgada.
Juan
Amador, observa Cervantes-Ortiz, inicia su discurso con una referencia bíblica
(Tito 3:1), porque “era un lector agudo de las Escrituras en clave política. El
documento, aderezado con otras citas bíblicas (del profeta Miqueas y los
Evangelios), no duda en calificar la Constitución, en sus párrafos
introductorios, de ‘código santo [en el cual] habéis visto consignados nuestros
legítimos derechos, nuestras garantías individuales y los vínculos sagrados con
que nuestra libertad se ha emancipado de la infame tutela de los déspotas y
opresores’” (página 28). En ese 1857, Amador fue promotor de las
libertades laicas y, al mismo tiempo, fervoroso anunciador de las verdades
evangélicas, sin ser aún protestante en sentido estricto (p. 30).
Diez
años más tarde, ya cercano al protestantismo, Juan Amador publica El despertador de los fanáticos: extracto de
los retratos de varios papas. Su crítica al sistema papal, resume Leopoldo Cervantes,
la conforma una larga revisión histórica del papado desde los inicios del
cristianismo y es un ejercicio de análisis bíblico, teológico e histórico,
notable por el énfasis moral con que se aborda el comportamiento de los obispos
de Roma (p. 35). El propio Amador afirma cuál es el fundamento de su crítica: el
Evangelio es el manantial de donde se derivan nuestras creencias religiosas,
así que todo lo que de él se separe o se le oponga es con la misma evidencia
una falsedad y una mentira.
Sería
el contacto e intercambio de ideas con protestantes de Villa de Cos y otros
lugares fuera de Zacatecas, proceso bien documentado por Leopoldo Cervantes, lo
que llevó a Juan Amador hacia las filas del protestantismo. El converso inicia
en 1869, junto con otros, la publicación de La
Antorcha Evangélica, primer periódico protestante del país, y es su
director hasta 1873.
En
comunicado hecho publicar originalmente en Don Simón, de Fresnillo, y
reproducido por El Siglo Diez y Nueve
en la ciudad de México el 7 de marzo de 1869, casi 50 protestantes, entre ellos
Juan Amador, su hijo Elías, Severo Cosío y Julio Mallet Prevost, dieron a
conocer que en junio de 1868 fue fundada la congregación evangélica de Villa de
Cos. Este grupo, junto con otros que se le agregaron, construyó un templo que
fue inaugurado el 12 de junio de 1870, con el nombre de Iglesia Evangélica. Ese
día la dedicación del lugar y la predicación las tuvo a su cargo Juan Amador.
El perfil presbiteriano comenzó a tenerlo hacia finales de 1872, con la llegada
del primer misionero estadunidense, Paul H. Pitkin. El núcleo liderado por Juan
Amador se transformó en la Iglesia Presbiteriana El Sinaí.
Finalmente,
el libro sobre Juan Amador será presentado mañana jueves en la Comunidad
Teológica de México, San Jerónimo 137, colonia San Ángel, a las 18 horas. La
entrada es libre.
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