2021/04/24

De aquí al cielo (Poemas 1984-2021)

 


México, Casa Unida de Publicaciones, 2021.

Prólogo

HIJOS DEL MISTERIO

Alfredo Pérez Alencart / Universidad de Salamanca

 

I

Nace la palabra hecha verso bruñido cuando el alma necesita que todo recomience, que la luz sobreviva dentro de todo lo que ensombrece el tránsito existencial. Y esa palabra se pergeña y se anota para dejar constancia de lo que emociona o indigna al escriviviente. No es fácil hacer esta tarea de trasvase, máxime si se elige el temple de la Poesía como forma de comunicar (y participar) lo decantado desde el yo trascendental.

La Poesía nos permite regresar hasta el Origen o proyectarnos hacia lo que está por venir: solo así el canto es celebratorio, reinstalando lo sagrado sin reparar en la certidumbre de finitud que acompaña a quienes se desanclan de la fe. El poeta que asume su destino creyente ofrece sus frutos cual ofrendas para aproximar al hombre a la esfera de Dios, entroncando la poesía que escribe con la Poesía del Amado, baluarte eterno de salvación y esperanza.

 

II

La fe es una nostalgia intensa

de los momentos fundadores del ser

de la Palabra

dicha desde las entrañas del silencio

la fe se opone a la muerte

y grita su impotencia

afirmando la vida

que agoniza todos los días. 

Así escribe el poeta que ahora presento, el mexicano Leopoldo Cervantes-Ortiz, junto a su cosecha de lo que sembró durante más de siete lustros: De aquí al cielo (1984-2021), un ofrecimiento ejemplar de poesía teológica, donde se advierte su pertenencia al Reino, pero también su clara pasión en contra de las sesgadas imposturas cúlticas (“Creemos superar el hábito religioso y los lugares comunes, / pero el lenguaje nos traiciona siempre”), centradas solo en la adoración y muy alejadas de la realidad que nos rodea: “Viene el Espíritu a derramar calor / en las gélidas estepas de la desolación / de la injusticia como forma de vida / del nihilismo anquilosado y yerto…”.

O también: “Un viento fuerte que viene de lo Alto. / Viento liberador de todas las esclavitudes: / odio, temor, injusticias al por mayor. / Viento divino que sacude las ventanas, / las conciencias, los poderes transitorios…”.

 

III

Estamos a la intemperie, pero buscamos la Fuente que trasciende lo mundano: los creyentes que se expresan poéticamente, o los poetas que se decantan hacia lo sagrado, se saben descendientes del Misterio y proclaman su religación con el fundador del Reino. Recordemos los versos de Rubén Darío ¡Torres de Dios! ¡Poetas! / ¡Pararrayos celestes, /que resistís las duras tempestades, / como crestas escuetas, /como picos agrestes, /rompeolas de las eternidades...”. Pero esta desocultación viene de muy atrás, especialmente cuando se trata de los profetas-poetas bíblicos.

Cervantes-Ortiz se reconoce de dicha estirpe y confiesa: “…somos misterio y hacia el misterio vamos / somos silencio y con la palabra regresaremos / el vacío que nos piensa y nos hace existir / está lleno de vida y de universo…”. El silencio hace posible la escucha e intensifica la presencia presentida del Amado, la distancia y aproximación a lo Absoluto: “…acaso el silencio sea la mejor plegaria, / capaz de tomar por asalto las alturas divinas”.

El silencio habita soberano en esta obra, posiblemente como reacción al excesivo parloteo dentro y fuera de las iglesias.

 

IV

He aquí un libro antológico, vertebrado en ocho secciones conteniendo cincuenta y cinco poemas, muchos de ellos con el tono del clamor profético. Anotemos porciones de un texto de lectura recomendable, "El lenguaje de Dios es el silencio:


Haces falta Señor

en esas noches abandonadas

al amparo del silencio

en esa niñez desangelada

que sale cada vez más rápido

de la inocencia

 

Haces falta en la mesa del pobre

en su estómago y en su corazón

en la mesa del rico

con alma hueca

pletórico de vacío

 

[…]

 

Lo mismo sucede en otro de sus textos, cuestionador de prácticas religiosas de fachada: “…a qué venir hasta los bordes humanos / para decir su incomprensible verdad / a qué dejarnos con los oídos atrofiados / de tanto grito instituido y adocenado / por los nefastos mercaderes religiosos / si su voz es tan nítida y con todo el furor / que preside sus vastos silencios / es posible advertir cómo sueña cómo lanza / sus puentes callados sus gestos de loco / hasta que logra quitarnos el sueño / y los sueños se llenan de su nombre / impronunciado… / Haces falta en el bocado que nos nutre/ dejando seca nuestra conciencia / en nuestra religión santa y pagana / vendida al peor postor…”.

 

V

De aquí al cielo es el resultado de largas vigilias desprovistas de ritos, una metanoia espiritual que corona la trayectoria poética y teológica de Leopoldo Cervantes-Ortiz, heterodoxa, sí, como fue y seguirá siendo el ejemplo del Maestro, aquel Amado galileo cuya “cruz nos llama a todos”. Con voz austera y con inusual autocrítica cristiana, reconoce: 

 

Tenemos fe

pero en dosis nunca suficientes

para cambiar el mundo

 

Esperamos la acción de lo alto

movimientos celestiales

que suplan nuestra inacción

e indiferencia…

 

VI

Esta antología alberga textos de diferentes temperaturas, todas ellas pertinentes para el propósito lírico o narrativo de cada poema. También encontramos citas, referencias u homenajes a poetas y músicos, como Rilke, Borges, Olga Orozco, Milosz, Bach, Montes de Oca, Santa Teresa, Haendel… Cervantes-Ortiz muestra su capacidad para escribir sonetos de excelente factura, además de villancicos, prosemas, coplas, paráfrasis y versos libres que cantan al Amor en su búsqueda de la casa del Padre.

El Amado se instala en el corazón que no es piedra y permite el goce transparente de la vida interior, lejos de los cristales de la soberbia: “… ese Dios que llegó para quedarse / en medio de la vida/ es el mismo que a diario nace y muere / en los pliegues del tiempo mientras ama / y se ofrece a sí mismo para siempre”.

 

VII

Concluyamos. Leopoldo Cervantes-Ortiz ha reunido todo lo bueno que hasta 2021 ha ofrendado a Dios, tanto sus versos que atañen a la tensión espiritual del hombre como los de que tratan sobre la justicia social, tan necesaria para quienes se reconocen seguidores del Amado Galileo, además de fervientes defensores de la inspiración divina del contenido completo del Libro de los Libros. Muchos lo pregonan, pero se centran en un cristianismo “genital” o en los pecados sexuales de otros; casi nunca se flagelan por los pecados sociales propios y de otros líderes a quienes, en la práctica, parecieran adorar al mismo nivel que a Dios.

Por ello, este hijo del Misterio —que tiene el Cielo como meta—, sabe estar a ras de suelo para seguir las enseñanzas de Jesús:

 

Si he de ser prójimo

de quien grita su desnudez

en cualquier esquina

tengo que bañarme

en las aguas del amor

 

No basta con mirar lo amado: hay que implicarse desde la desnudez esencial, el dominio del lenguaje y el abrazo genuino.

Éstas son las posesiones del teólogo Cervantes-Ortiz; éstas las muestras de su conciencia lírica.


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